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No es año propicio para las comidas o los desayunos de Navidad tradicionales, y algunas empresas e instituciones ya los han suspendido por las restricciones del Covid hasta ver si escampa o buscan nuevas fórmulas. Pero la UGT ha decidido mantenerlo y ha abierto el fuego con su esmorzar, y hay que decir que lo ha hecho muy bien respetando todas las normas de seguridad. En mesas de ocho colocaron a solo cuatro personas, con lo cual las distancias estaban garantizadas y en lugar de grandes bandejas distribuyeron pequeñas barquitas para cada comensal. Como en los aviones, pero en este caso la comida servida era de muy buena calidad. Faltaron las agendas que habitualmente repartían y que eran apreciadas, pero las distribuirán cuando acaben el lío congresual.

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