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La monarquía francesa acabó en la guillotina con su último rey, Luis XVI, de la casa de Borbón, y esposo de la también malograda María Antonieta.

Desde la revolución gala de 1789-1799 los franceses no han servido a rey alguno, pero por lo visto ayer, en las calles de París, los capitalinos decidieron volver a los tiempos del rey sol, Luis XIV, que también era conde de Barcelona, de donde procede precisamente su nuevo astro: Leo Messi. La locura en las calles y en la tienda del PSG devolvió la sonrisa al ya exblaugrana.

Solo esperamos que le vaya mejor que al último rey de Francia.

Mientras, en el Barça siguen sin despejar el panorama de los sueldos y todavía no se ha podido inscribir a ninguna de las 4 incorporaciones del club, y la Liga arranca mañana. A perro flaco, todo son pulgas.

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