Del dicho al hecho...

Las proclamas contra la despoblación de las zonas rurales chocan a veces con la normativa, y si no que se lo pregunten al matrimonio dueño de una masía en una de las comarcas más despobladas de Lleida. Durante la pandemia, compartió la vivienda –de dos habitaciones separadas por unas empinadas escaleras, con el lavabo en lo alto de estas y una pequeña cocina y comedor– con un hijo, la nuera y dos nietos. Esta familia se planteó ampliar la vivienda para poder repetir esta convivencia con las mínimas condiciones, para lo que presentaron un proyecto para reformar un antiguo pajar anexo, tan anexo que tiene acceso desde dentro de la casa. La respuesta del servicio de arquitectura del consell fue taxativa: es imposible cambiar los usos de un pajar 50 años inutilizado. Increíble pero cierto.