EDITORIAL
Sant Jordi en pleno otoño
“Just do it.” Simplemente hazlo. El popular eslogan de la marca deportiva Nike resume el éxito del Sant Miquel de les Lletres impulsado por el activista cultural Antoni Gelonch desde la fundación privada Horitzons 2050. Lleno absoluto y gente de pie en todas las actividades programadas. Uno de los debates organizados llevaba por título Per què no ens interessa la cultura? Quedó claro que era una pregunta trampa.
La cultura interesa. Y mucho. Ayer se vivió un Sant Jordi en pleno otoño. A pequeña escala, cierto.
Pero muy animado. Editoriales, librerías y entidades culturales montaron sus estands en la plaza de la Catedral de Lleida en unas sólidas casetas de madera que recordaban los mercados navideños centroeuropeos. Firmas de libros, cuentacuentos, vermuts literarios. Ventas animadas y el consiguiente contagio por simpatía a los comercios y establecimientos de hostelería de las inmediaciones.
Aunque sea la cenicienta en todos los presupuestos, la cultura también funciona como motor económico. Es la mejor aliada del turismo y contribuye a crear marca. El reciente ejemplo de FiraTàrrega ilustra a la perfección esta simbiosis. Una buena programación cultural saca a la gente a la calle.
Sant Miquel de les Lletres ha venido para quedarse, como un epílogo de la Setmana del Llibre en Català pero con personalidad propia. Harán bien las instituciones en seguir apoyando iniciativas que surgen de la sociedad civil como esta, que ha reunido en Lleida a pensadores, escritores y periodistas de la talla de Sílvia Soler, Tatxo Benet, Toni Aira, Montse Sanjuan, Emili Bayo, Marta Alòs, Xavier Graset, Francesc Canosa, Magda Gregori o Ferran Sáez, por citar solo algunos nombres, y con la necesaria implicación de las librerías y las editoriales de las comarcas leridanas. Si en 2020 nos robaron el mes de abril, como en la canción de Joaquín Sabina, y lo que más dolió, el día de Sant Jordi, en 2023 a falta de uno, dos. Y que dure.
El balance es más que positivo.Un cambio de modelo urgenteTras el drama que supuso la covid en las residencias geriátricas, parecía que todos los sectores implicados se habían conjurado para cambiar el modelo. Lamentablemente, no ha sido así. Un total de 660 leridanos están en lista de espera para acceder a una residencia y otros 510 optan a un traslado al estar en un centro que no es su primera elección. Residencias y pensionistas piden un cambio “radical” de modelo más personalizado y cooperativo y la “dignificación” del sector.
En una sociedad cada vez más envejecida y con una esperanza de vida que aumenta año tras año, es urgente un debate sereno para afrontar los retos de un futuro que ya es presente.