EDITORIAL
¿Moción de censura o debate de investidura?
Ayer comenzó en el Congreso de los Diputados lo que tiene toda la pinta de convertirse en un insólito debate de oposición a una eventual investidura de Pedro Sánchez dentro de dos meses. Lo que se debate desde ayer es la investidura de Alberto Núñez Feijóo, pero no tiene ninguna posibilidad de prosperar si no es mediante un aparentemente inimaginable transfuguismo de 4 diputados socialistas. No la tiene ahora ni la tenía cuando el rey propuso al candidato popular para la investidura aun a sabiendas de que no contaba con los apoyos necesarios. Con el tiempo deberá aclararse por qué el monarca propuso a Feijóo en contra de las posibilidades reales del candidato y en contra de lo que acababa de verse en la formación de las Cortes y la elección de la presidenta y los miembros de la Mesa del Congreso, donde se comprobó que el PP carecía de fuerza para imponer su mayoría.
Durante las últimas semanas, Feijóo se ha dedicado a oponerse a una eventual investidura de Sánchez con actos como la manifestación del pasado domingo en Madrid contra la amnistía. En su discurso de ayer reiteró su oposición a esta medida, propuso recuperar la sedición con un nuevo delito de deslealtad constitucional y se mostró partidario de recuperar la malversación agravada. Todo muy respetable, como lo es cualquier apuesta política, aunque no es verdad que la Constitución prohíba la amnistía. Las Cortes Generales no tienen otro límite, a la hora de aprobar leyes para resolver problemas políticos o sociales, que la vulneración de los derechos fundamentales contenidos en el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
La Constitución prohíbe los indultos generales pero no dice nada respecto a la amnistía. La ley aprobada en 1977 siguió vigente tras la Constitución de 1978, y en 2012 el gobierno de Rajoy dio luz verde a una amnistía fiscal de la que se beneficiaron Rodrigo Rato, Luis Bárcenas, Francisco Granados, algunos hijos de Jordi Pujol y hasta 30.000 personas más. El debate de ayer se celebró de forma simultánea al que se lleva a cabo en el Parlament sobre política general, que también se centró, lógicamente, en la formación del gobierno español. El presidente Aragonès dio por hecha la amnistía y puso como condición para aprobar una eventual investidura de Sánchez que se sienten las bases antes de 2027 para la celebración de un referéndum.
Dejando de lado el hecho evidente de que ERC intenta recuperar protagonismo en unas negociaciones con Sánchez en las que quien lleva la voz cantante es Puigdemont, lo cierto es que la actual aritmética parlamentaria en Madrid podría provocar una solución democrática para el conflicto de Catalunya, que jamás debió de abandonar el terreno de la política. Las posibilidades de éxito de Feijóo en la investidura son, salvo aparatosos transfuguismos, inexistentes. Las posibilidades de éxito de Sánchez se verán en dos meses