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EDITORIAL

Veinte años de AVE con retos pendientes

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El próximo miércoles día 11 se cumplirán 20 años desde que se estrenó la línea ferroviaria de alta velocidad entre Madrid y Lleida, que en febrero de 2008 se prolongó hasta Barcelona. Durante estas dos décadas, los trenes AVE de Renfe han transportado a un total de 16 millones de viajeros que tenían como origen o destino la estación de Lleida. Es un número ciertamente espectacular, con una media de 800.000 al año, que ahora con toda seguridad es bastante más alta porque en los primeros cuatro años y medio no estaba disponible la conexión con Barcelona, y durante buena parte de 2020 y 2021 el uso del transporte público cayó en picado por culpa de las restricciones a la movilidad impuestas a causa de la pandemia de la Covid. El AVE y, sobre todo, los Avant, han permitido que decenas de personas residan en Lleida y trabajen en Barcelona, y también a la inversa, aunque en un volumen menor, lo que anteriormente era mucho más difícil. También ha facilitado que la ciudad haya acogido grandes congresos profesionales y que hayan aumentado las oportunidades de negocio, entre otros aspectos positivos. Ahora bien, no todo son luces, también hay sombras. La primera, que es general en toda España, es que la red de alta velocidad ha monopolizado la inversión pública en detrimento de las de regionales y cercanías, algo que los leridanos sufren en las líneas de Manresa y de la costa. Y por si fuera poco, los horarios de estos trenes no se han adaptado a los del AVE, lo que dificulta que personas de fuera de Lleida puedan utilizar la alta velocidad o les obliga a hacer parte del trayecto en vehículo privado. Otra sombra es la de las tarifas. Los usuarios habituales de los Avant llevan años pidiendo mejoras en los abonos. Actualmente, tienen un descuento del 50% al estar incluidos en la subvención al transporte público urbano e interurbano que aplica el Gobierno central, pero se trata de una medida temporal que no tiene garantizada su continuidad. Y el hecho de que Lleida se haya quedado al margen de la competencia ferroviaria, porque los trenes de las dos compañías privadas que operan en este corredor –Ouigo e Iryo– no paran en la ciudad, provoca que haya muchas menos oportunidades de viajar a menor coste. Renfe solo ofrece un servicio low cost, el del Avlo, y limitado a dos trenes al día, uno por la mañana hacia Madrid y otro por la noche hacia Lleida. Esto genera la paradoja de que pueda salir mucho más caro un billete de alta velocidad entre Lleida y Madrid que entre Barcelona y la capital española, o que ir entre estas dos ciudades sea más barato que de Lleida a Barcelona. También hay quejas por retrasos frecuentes, principalmente en los Avant, por falta de plazas en los horarios con más demanda y porque los trenes AVE que Renfe ha estrenado hacia Francia no paren en la ciudad. Todas son cuestiones que es necesario resolver cuanto antes.

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