SEGRE

Creado:

Actualizado:

En 1914, el año que estalló la Primera Guerra Mundial, se acordó la creación del Museu d’Art de Lleida, que se inauguró en 1917. En este caso, el contexto histórico nos sitúa en la revolución bolchevique. Pasado remoto. La pinacoteca nació a partir de unas 135 obras de arte de artistas pensionados por la Diputación de Lleida, un pequeño depósito del Museo de Arte Moderno de Madrid y, sobre todo, de las donaciones del pintor leridano Jaume Morera i Galícia, a las que más adelante se unieron obras de Carlos de Haes, efectuada por el mismo Morera en 1924. En agradecimiento al mecenas, el museo fue rebautizado con su nombre. Una historia más que centenaria y hasta finales de este año no tendrá una sede digna. El Morera se prepara para el inminente traslado de 3.000 obras de arte al edificio de la antigua Audiencia, un espacio de 3.500 metros cuadrados y seis plantas que lleva 4,5 años en obras y más de seis millones de euros invertidos. No ha sido un camino de rosas. La aparición de restos arqueológicos de las antiguas adoberías medievales retrasaron (y complicaron) el proyecto. Luego llegó la pandemia y se paró el mundo, y cuando se retomaron los trabajos, la invasión de Ucrania por parte de Rusia se tradujo en una crisis económica mundial que encareció los materiales y volvió a amenazar los plazos de ejecución. El equipo del Morera, liderado desde hace 30 años por Jesús Navarro, ha sabido aguantar la presión. El museo se inauguró provisionalmente en el Mercat de Sant Lluís, en el solar que ahora ocupa la estación de autobuses. Después se trasladaría en 1934 al antiguo Hospital de Santa Maria, donde convertido en Museu del Poble le sorprendió la guerra. Para proteger las obras, hubo un nuevo movimiento, esta vez a Butsènit y Zaragoza. En 1942 regresaron a Lleida, pero la posguerra en blanco y negro nunca veló por este museo muy poco activo durante el franquismo. En 1975 el Roser se convirtió en nueva sede provisional, pero las obras del Parador obligaron a una nueva mudanza en 2007, esta vez al Casino Principal. Y a pesar de estar tan en precario, la actividad del Morera ha sido de primer nivel. Muchas de las obras de Morera, Viladrich, Gosé, Leandre Cristòfol, Ton Sirera o el recientemente desaparecido Àngel Jové, por citar unos pocos ejemplos, ya están empaquetadas y listas para ubicarse en la que ha de ser su casa, pero antes de que este moderno equipamiento que conectará la rambla Ferran con la Seu Vella con un mirador panorámico en la sexta planta cobrara forma, la obra de estos –y otros muchos artistas– ya se habían expuesto y estudiado. Es de justicia agradecer a Navarro y al resto de personal que en estos treinta años hayan trabajado como si ya ocuparan un edificio digno y contaran con los recursos que nunca han tenido.

Titulars del dia

* camp requerit
Subscriu-te a la newsletter de SEGRE
tracking