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El número de alumnos de 3 años matriculados en el primer curso de la segunda etapa de educación Infantil (I3, la antigua P3) ha caído en las comarcas de Lleida casi una cuarta parte en la última década a causa del descenso de la natalidad y del freno del “boom” migratorio que hubo a principios de este siglo, pasando de 4.430 niños en el curso 2013-14 a los 3.369 del actual, según los datos del departamento de Educación. Sin embargo, llama la atención que este descenso ha sido notablemente dispar en los centros públicos y los privados concertados. En los primeros, supera ligeramente el 26%, mientras que en los segundos no llega al 16%, por lo que la diferencia es de 10 puntos. Como indica la organización que aglutina a las escuelas cristianas de Catalunya, esta situación puede explicarse en parte por el hecho de que hay muchos municipios donde solo hay colegios públicos, por lo que la disminución de la natalidad repercute íntegramente en ellos. Pero también hay factores que apuntan a que un número importante de familias no confía en las proclamas de la Generalitat garantizando la calidad del conjunto de los centros que integran el sistema educativo. Una cuestión que refuerza esta impresión es lo sucedido en los últimos meses en Lleida ciudad, donde decenas de familias cuyos hijos habían quedado fuera de la escuela solicitada en primera opción para este curso presentaron alegaciones contra las alternativas ofrecidas por Educación. Así, la oficina municipal de escolarización atendió un total de 236 reclamaciones, casi la mitad de ellas correspondientes a educación Infantil, y que multiplican por cinco las que hubo el curso anterior, después de que el Govern redujera de forma generalizada la ratio máxima en I3 a 20 alumnos por grupo, limitando las posibilidades de acceso. La capital de Ponent es desde hace años uno de los municipios de Catalunya que registra una mayor segregación escolar, con centros donde hay una gran demanda, principalmente concertados y públicos ubicados en el extrarradio, y otros con poca, especialmente los que se encuentran en zonas con un elevado porcentaje de población de origen inmigrante. Esta falta de confianza de parte de la sociedad en los servicios públicos no se circunscribe únicamente al sector educativo. Sólo hay que recordar que las compañías y mutuas sanitarias han ganado clientela en la demarcación de Lleida y en toda Catalunya desde que estalló la gran crisis económica hace más de 15 años, a pesar de que entonces muchos hogares vieron mermados sus ingresos económicos. Es otra muestra de que es necesario invertir más en los servicios públicos para asegurar la igualdad de acceso y oportunidades, independientemente del poder adquisitivo de cada familia. De lo contrario, la brecha social ya existente será cada vez mayor, con las consecuencias negativas que ello implica. 

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