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EDITORIAL

Hay que mimar al Pirineo y al mundo rural

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Los efectos del cambio climático están obligando a las estaciones de esquí de Lleida a aumentar la instalación de cañones de nieve como forma de paliar que cada vez cae menos del cielo. Además, como en general las temperaturas también van en ascenso, el número de días en que es posible fabricar el manto blanco de forma artificial se reduce, por lo que hay que recurrir a tecnología más eficiente, que también necesite un menor gasto de agua y de energía. Esta forma de producir nieve ha sido objeto tradicionalmente de críticas por parte de organizaciones ecologistas, a las que paradójicamente en las últimas semanas se les han añadido las del propio Govern de la Generalitat, después de que el conseller de Acción Climática, David Mascort, manifestara que “la imagen de pistas de esquí fabricando nieve es muy mala”, comentario que contrasta con el silencio acerca de otras actividades destinadas al turismo masivo que generan un gasto de agua mucho mayor en las cuencas internas de Catalunya, más afectadas por la sequía. Tal como dábamos cuenta en nuestra edición de ayer, la concesión de agua a las estaciones leridanas se limita a algo más de dos hectómetros cúbicos anuales, el equivalente al consumo de unas 30.000 personas. Además, sus responsables destacan que no la agotan y que la que utilizan para este fin se recupera en parte y se almacena en balsas durante el deshielo, por lo que se trata de un uso circular. Hay que dar la razón a lo que decía el sábado nuestro colaborador Marc Cerón, indicando que Lleida, y más aún el Pirineo, pagan negativamente muchas veces el hecho de tener pocos votantes y aún menos influencia a nivel de país a la hora de ser tenidos en cuenta por los que mandan en los órganos de decisión. Una circunstancia que seguro que también incide en la lentitud de las actuaciones para intentar revertir la despoblación del mundo rural. Hace muchos años que a nivel de Catalunya y de España se plantea la necesidad de adoptar medidas, pero las acciones prácticas son muy limitadas. El sábado se presentó en Anglesola a un grupo de alcaldes el Estatut de Municipis Rurals, cuya música suena bien, pero que de momento solo es un primer borrador. Por una sociedad inclusivaLa consideración hacia las personas con una discapacidad ha dado un gran salto adelante en poco tiempo. Y es que a finales de los años 70, en memorias de entidades que atendían a las que sufrían alguna a nivel intelectual figuraba la palabra “subnormal”. Pero si queremos ser una sociedad inclusiva de verdad, hay que asumir la demanda de las entidades que las representan de que no hay discapacitados, sino personas con distintas capacidades

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