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Las cumbres sobre el cambio climático suelen omitir que, por el momento, no se espera una eliminación completa de los combustibles fósiles. En la mayoría de los países no hay voluntad política para llevarla a cabo y, como muestra, la declaración del presidente del encuentro de Dubai, el sultán Al Jaber, que duda de la evidencia científica del calentamiento de la tierra por incidencia del petróleo, el carbón y el gas natural. La narrativa de los combustibles fósiles limpios y de “bajas emisiones” es un obstáculo en una discusión crucial para la agenda climática global. Con el fin de limitar el aumento de la temperatura global media a 1,5 ºC por encima del nivel preindustrial, según se dictó en París, la comunidad internacional aspira a llegar a la neutralidad climática en la segunda mitad del siglo. Para ello, sería necesario abandonar gradualmente los combustibles fósiles allí donde estos siguen predominando. Las energías limpias o renovables son el único camino. El escenario de cero neto del Panorama Mundial de la Energía publicado cada año por la Agencia Internacional de Energía muestra que, para 2050, la proporción de combustibles fósiles tendría que bajar a menos de una quinta parte para ser compatible con el objetivo de neutralidad climática. En cuanto a Catalunya, se está todavía muy lejos de alcanzar los objetivos marcados para el fomento de las renovables en 2030, recogidos en la Prospectiva Energètica de Catalunya 2050 y aunque la Generalitat ha autorizado en los últimos dos años proyectos de energías renovables que suman unos 1.600 MW, la meta está todavía muy lejos. Cómo alcanzar el objetivo con equilibrio territorial y sostenibilidad es obligación del Gobierno y, al ritmo actual de tramitación, la energía eólica terrestre está en condiciones de situarse solo al 46% de lo planificado para el año 2030, mientras que en el caso de los proyectos fotovoltaicos la situación ha mejorado mucho y se podría llegar a cubrir el 78% para final de la década. La producción bruta de las fuentes renovables en Catalunya (eólica y solar) sin contar la hidroeléctrica representa en torno al 9% del mix eléctrico, y si se añade esta, entonces totaliza un 15,6%, mientras que la meta es un 50% en 2030. En Lleida son varios los proyectos sobre la mesa o en Urbanismo y algunos cuentan con oposición vecinal, como quedó patente en los cuatro cortes de carretera que se llevaron a cabo el miércoles. Es evidente que la administración ha de buscar el máximo consenso para el paso de líneas de alta tensión, parques solares, molinos o plantas de biogás, pero también lo es que el cambio climático apremia y si no queremos decrecer en fuentes de energía y todo lo que conllevan, la Generalitat debe decidir y rápido, con equidad y diálogo, pero sin dilación. La cantidad de energía primaria que nuestro país necesita para poder abastecerse, ya sea en forma de calor, electricidad o para el transporte, es muy alta.

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