EDITORIAL
Caída de la renta agraria
Agricultores y ganaderos denuncian que los costes de producción no dejan de crecer, mientras los precios que cobran por sus productos no lo hacen en la misma medida, lo que se traduce en una merma de ingresos. Los resultados de la segunda estimación de la renta agraria de la conselleria de Acción Climática les da la razón. El año pasado, la economía nominal del campo se hundió en Catalunya un 15,89%. Pero el resultado es aún más abultado si hablamos de la renta agraria real, deflactada y teniendo en cuenta la evolución del IPC, porque la caída fue de un 19,71%. El informe no hace un análisis por demarcaciones, pero el sector primario de Lleida viene a representar del orden el 40% de toda Catalunya y es líder en actividades como las de fruta fresca, porcino o bovino, por poner algunos ejemplos. La producción a precios básicos y sin tener en cuenta la inflación pasó de 1.779,74 millones en el año 2021 a 1.496,91 en el ejercicio de 2022. Supone una reducción de casi 283 millones. Las heladas y la sequía del ejercicio pasado marcaron estos malos resultados, pero la disminución paulatina de los ingresos del sector primario es ya estructural y un año se debe a las inclemencias meteorológicas, otro al impacto de la guerra de Ucrania, los vetos rusos, o en este presente ejercicio a la falta de agua, que ha dejado a los cerealistas a dos velas. Un constante decrecimiento económico de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias y ganaderas de Lleida, que son las que en el último siglo han impulsado el progreso y la riqueza del llano. Los tiempos cambian y hay que adaptarse a las nuevas realidades productivas, comerciales y de consumo, pero la Generalitat ha de tener muy claro que este sector aporta casi el 20 por ciento del PIB catalán, por tanto, es el más importante de la economía leridana y catalana, y de su supervivencia dependen no solo muchas familias y empresas, sino que es un instrumento básico para el reequilibrio territorial. No podemos, por una parte, organizar congresos de cómo evitar la despoblación rural, tanto del llano como del Pirineo, mientras contemplamos, por la otra, como agricultura y ganadería están amenazadas por múltiples factores. El campo necesita ayuda inmediata. Diversificar el turismoResulta gratificante comprobar cómo los municipios de Lleida y el Pirineo han construido en los últimos años una red de ferias, muestras, recorridos culturales, travesías o mercados que han conseguido complementar de mil maravillas el atractivo turístico que ya tenía el esquí en invierno y los ríos y pantanos en verano. Y este esfuerzo por tener visibilidad y diferenciación también colabora en el asentamiento rural y en su progreso.