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EDITORIAL

Morir en la carretera en plena juventud

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El conductor y la pasajera posterior de un coche murieron la noche del domingo tras una salida de la vía en la N-240, por razones desconocidas, y chocar contra un árbol en Montblanc. Tras el impacto, la pasajera posterior –de 19 años– murió en el acto, mientras que el conductor –de 23– y la pasajera delantera resultaron heridos graves y fueron trasladados al hospital, donde el primero murió de madrugada. Se trata de estudiantes de Inefc Lleida que volvían a la capital del Segrià tras el puente para asistir hoy a clase. Más allá de la frialdad de la cifra, estos dos muertos más suponen una tragedia para sus familias, amigos y compañeros de la UdL. Este 2023 está dando muestras de alarma por lo que a la siniestralidad viaria se refiere, con 29 personas que han perdido la vida en accidentes de tráfico, seis más que en el mismo período del año pasado. La misma alerta se puede trasladar a los heridos, que son ya un millar largo, lo que significa un 20% más que en 2022. Uno de los colectivos más vulnerables que cerrarán con números dramáticos este año es el de los motoristas, con seis muertos, seguidos de los viandantes, con dos fallecidos, y un ciclista. Las causas por las que las muertes del asfalto vuelven a aumentar, tras unos años en que bajaron ostensiblemente, son varias y requieren actuaciones urgentes. Desde el estado de las carreteras, la relajación de los conductores al volante tras unos años de presión sancionadora, el alcohol, las drogas, las tecnologías, sobre todo teléfonos móviles, etc. Pero está claro que deben estudiarse una a una y ponerles remedio. Varas de medirEl secretario general de Vox, Ignacio Garriga, justificó ayer que el líder de su partido, Santiago Abascal, dijera a un diario argentino que “habrá un momento en el que el pueblo querrá colgar de los pies” al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por sus negociaciones con nacionalistas e independentistas. Para Garriga, sus comentarios simplemente reflejan “la suerte de muchos dictadores y eso no es odio, es historia”. Un concejal de la CUP de Vic, Joan Coma, fue denunciado en 2015 por decir que “para hacer una tortilla hay que romper los huevos”, tuvo que ir a declarar a la Audiencia Nacional acusado de incitación a la sedición y llegó a ser detenido por no acudir a declarar. Finalmente, fue absuelto ante la evidente falta de delito de tal afirmación. Ahora, el líder de Vox incita claramente a la violencia y no sólo no rectifica, sino que su partido le apoya y ninguna instancia judicial mueve el más mínimo dedo para procesar a esta persona. Las diferentes varas de medir son tan evidentes que enrojecen y son un claro ejemplo del sesgo ideológico de parte de la Justicia

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