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La inflación se moderó en noviembre. El índice de precios de consumo (IPC) cayó tres décimas, hasta el 3,2%, gracias al abaratamiento de carburantes, pero también a que los alimentos frenan su encarecimiento medio punto, hasta el 9%, tras cinco meses consecutivos de repuntes, según los datos confirmados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ayer. Este descenso da un poco de aire al consumo de cara a estas fiestas navideñas, sobre todo a las familias más vulnerables que, con una cesta de la compra por las nubes, han tenido que recortar productos básicos de la alimentación con el consiguiente riesgo para la salud que esto conllevará, tarde o temprano, sobre todo a los niños y personas mayores. En el conjunto de la Unión Europea, los precios han caído al 4,3%, el nivel más bajo desde octubre de 2021, más o menos cuando empezaron las tensiones por la subida de la cotización del gas, según los datos divulgados por Eurostat. El retroceso llega, principalmente, por el frenazo en el IPC en países como Alemania, Bélgica o Países Bajos, que han compensado con creces el repunte de otros como Italia. La inflación acumula cinco meses frenándose, pero este indicador, muy observado por el Banco Central Europeo, apunta que la crisis inflacionaria está lejos de quedar atrás. Es cierto que la presión remite, pero lo hace desde unos niveles tan altos que incluso ahora siguen siendo extraordinarios. Esta situación es la que ha llevado al BCE a subir los tipos de interés hasta el 4,5% y a advertir de que su intención es mantener ese listón así de alto durante bastantes meses para que los precios se acerquen al objetivo que tiene la autoridad monetaria a medio plazo: el 2%. Y como confirmación de su hoja de ruta, ayer el BCE cumplió el guion y mantuvo los tipos en el 4,5% por segunda reunión consecutiva. Y mientras no se logre este objetivo, será muy difícil, por no decir imposible, reactivar sectores económicos que son básicos para la mejora del conjunto de la economía y que van desde la construcción al transporte. Tipos altos se traducen en dinero caro para financiar inversiones empresariales o el consumo de las familias. Pisos turísticosLa diputación de Lleida, junto a representantes de ayuntamientos, entidades como los sindicatos UGT y CCOO y empresarios del sector hotelero, presentó ayer un manifiesto que exige la “regulación efectiva de las viviendas de uso turístico” en los municipios del Pirineo que merece nuestro apoyo porque el incremento del turismo de Lleida ha de tener un crecimiento sostenido y sostenible si no queremos morir de éxito, al igual que ha sucedido en otros muchos lugares

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