EDITORIAL
Un año y dos meses de incertidumbre
Se dice que no hay nada peor que la muerte, pero los familiares y allegados de las personas desaparecidas discrepan. La incertidumbre de no saber qué ha sido de una persona cercana impide superar el duelo por la pérdida. Hace un año y dos meses desapareció un vecino de Sort de 59 años, Josep Català. Era como si se lo hubiera tragado la tierra. Su móvil dejó de dar señal y los Bomberos y los Mossos coordinaron durante varias semanas un amplio dispositivo de búsqueda con helicópteros, drones y perros, sin obtener ningún resultado. También se activaron unidades subacuáticas para rastrear en ríos y pantanos. Centenares de voluntarios participaron en estos trabajos infructuosos peinando caminos, bosques y barrancos. Pero a pesar de los esfuerzos, desde que el 25 de octubre de 2022 se dio la voz de alarma porque este vecino de Sort no había acudido a una cita médica, no se encontró ninguna pista. Ayer, por fin, se localizó el Mitsubishi Montero en el que viajaba y, en su interior, había un cadáver que, a falta de que lo confirmen las pruebas de ADN, se correspondería con el cuerpo de Josep Català, que, presumiblemente, habría sufrido un accidente de circulación. El todoterreno se precipitó por un barranco en Bernui (Llessui) en un lugar de difícil acceso y hasta ayer no se pudo localizar. Aunque el desenlace no es el que hubiera deseado la familia, el hallazgo pone fin a más de un año de angustia. Cada año se denuncian más de 3.000 desapariciones en Catalunya. Un 98,8% de estos casos se resolvieron, según cifras de los Mossos d’Esquadra, pero en este imperceptible 1,2% que se diluye en la frialdad de la estadística hay cuarenta familias que no podrán volver a dormir ocho horas seguidas. De ahí que, aunque todo parezca indicar que el cadáver hallado en la Vall d’Àssua es el de Josep Català, la aparición de sus restos no deja de ser una buena noticia. Sus allegados podrán cerrar un proceso de duelo que ya hacía demasiado tiempo que duraba. Y poco a poco, se irán cerrando las heridas.La fiesta más solidariaLa Marató es más que una iniciativa solidaria de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals. Es un proyecto que el país entero se ha hecho suyo. Este año, además, se recaudan fondos para investigar enfermedades relacionadas con la salud sexual y reproductiva, lo que supone plantar cara a los tabús y dar visibilidad a estas patologías. Mujeres y jóvenes fueron ayer las grandes protagonistas de esta fiesta de la solidaridad. En las comarcas de Lleida se organizaron más de 400 actos para contribuir a la causa. Sin duda, más allá de los ceros del marcador definitivo, lo importante es movilizar a tantos miles de personas