SEGRE

Creado:

Actualizado:

Una delegación de 12 eurodiputados de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo están desde el lunes en Catalunya para analizar el modelo de inmersión lingüística. Durante la visita, que se alargará hasta hoy, se reúnen con peticionarios, representantes de familias y profesores, asociaciones, sociedad civil, miembros de la judicatura y autoridades, y también visitarán dos centros educativos de la comarca del Baix Llobregat. Ningún eurodiputado socialista, ni del resto de la izquierda europea, ha querido formar parte de esta delegación y los miembros oficiales son todos de la derecha o extrema derecha europea, que está presidida por Dolors Montserrat, del PP. Figura, pero como acompañante, Diana Riba, dels Verds/ALE, entre otros. Ante esta visita, lo primero que cabe resaltar es que se trata de una inspección totalmente politizada y hecha a medida de la estrategia de desprestigio que los populares, y antes Ciudadanos, intentan hacer del catalán en las aulas. De todos los problemas que presenta la agenda catalana en cuanto a sus relaciones con el Estado, la lengua no está en ninguna de ellas. La inmersión lingüística, aprobada e iniciada en los años ochenta, es un modelo de éxito total que solo la derecha se ha atrevido a cuestionar y no por motivos educativos, sino por simple equiparación de la lengua con las tesis soberanistas políticas. El catalán ha sido siempre perseguido por las derechas con base en este falso paralelismo, que sigue vigente, como podemos comprobar en la expedición de estos días o en los parlamentos valenciano y balear, donde PP y Vox están aprobando una batería de acuerdos, propuestas y decretos con la única finalidad de segregar y marginar el catalán como lengua propia, tanto de las islas como del País Valencià. En Catalunya, gracias al sentido común y raíz catalanista del PSC, solo Cs y el PP avalan estas tesis que persiguen eliminar la inmersión obligatoria en las aulas. Las lenguas no son un instrumento político, sino cultural y de integración en tiempos de multiculturalidades, como la actual o la de principios de siglo o años 60 protagonizada por los ciudadanos llegados a Catalunya desde el resto de España. Por tanto, dejemos al catalán en paz y centrémonos todos en intentar mejorar los malos resultados del informe PISA, cuya radiografía de fracaso nada tiene que ver con el instrumento utilizado, sino con la falta de recursos para suplir en la escuela las realidades socioeconómicas y culturales que viven muchas familias catalanas. Este sí que es un problema real que tenemos y desenfocarlo puede ser tan negativo como los propios resultados en Matemáticas, Ciencias o Lectura, que son las especialidades analizadas. En cuanto al catalán, el peligro está precisamente en su poco uso fuera de los colegios, cada vez más reducido y con más peligros de relegación en muchos ámbitos de nuestra cotidianidad.

Titulars del dia

* camp requerit
Subscriu-te a la newsletter de SEGRE
tracking