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EDITORIAL

Una nueva etapa entre Catalunya y España

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El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, se reunieron ayer durante más de una hora. La cita, más allá de su componente simbólico de normalización de las relaciones entre ambas instituciones, también sirvió para anunciar acuerdos concretos. Entre otros, la reactivación de la mesa de diálogo entre el Ejecutivo central y el Govern, que se reunirá en el primer trimestre de 2024, y el compromiso de aprobar una ley orgánica que garantice el derecho de la ciudadanía a dirigirse a la Administración General del Estado en lenguas cooficiales, como el catalán; el traspaso a la Generalitat de la gestión del ingreso mínimo vital, que se aprobará en el Consejo de Ministros del próximo miércoles; el impulso y financiación del proyecto para la instalación en Catalunya de un centro tecnológico de producción de chips y el desarrollo a partir de enero del acuerdo y el calendario para avanzar en el traspaso de Rodalies. El encuentro entre ambos presidentes se desarrolló en un ambiente de cordialidad y sirvió para constatar la firme voluntad de ambos gobiernos para seguir avanzando en beneficio del conjunto de los ciudadanos. Además, Pedro Sánchez concedió una entrevista a RAC1, en la que confirmó su intención de reunirse con Carles Puigdemont y Oriol Junqueras una vez esté aprobada la ley de amnistía, que el presidente español ve imprescindible para devolver al ruedo político a estos dos protagonistas del procés, President y vicepresident del ejecutivo catalán, cuando se aplicó el artículo 155 que suspendió el autogobierno en el 2017 y que conllevó un enfrentamiento aún no cerrado. Sánchez propone iniciar una nueva etapa, en la que la mejora del autogobierno se pueda canalizar blindando instrumentos básicos para el progreso de Catalunya, como son la lengua y la financiación imprescindible. Este deshielo y acuerdos legislativos y económicos, presentes y futuros, no contemplan hoy por hoy el referéndum que reclaman ERC y Junts, para que sean los ciudadanos los que decidan qué relación quieren tener con el estado español, pero la hoja de ruta marcada es al menos esperanzadora. Primero porque es cierto que devolver a la política lo que nunca debió salir de ella es positivo. Es imposible dialogar ententes y pactos con personas inhabilitadas judicialmente y con otras en el exilio por organizar y llevar a cabo una consulta. También es loable que tanto los socialistas, como republicanos y puigdemontistas hayan abandonado las tesis de máximos, unos el “no” a la amnistía y los otros “consulta o nada”, para pensar en el conjunto de la ciudadanía. Catalunya y sus habitantes tienen muchos retos educativos, sanitarios, tecnológicos, climáticos, lingüísticos y de multiculturalidad, etc., que su gobierno debe afrontar de inmediato pensando en todos sus administrados, sean o no independentistas.

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