EDITORIAL
Aumentan las muertes al volante
Las carreteras leridanas han cerrado un año trágico al cobrarse la vida de 31 personas, once más que en 2022. El último accidente mortal del año tuvo lugar en La Seu d’Urgell, en el que murió un joven de 21 años vecino de Cortàs, núcleo de Bellver de Cerdanya, en un choque entre dos camiones. El otro conductor resultó grave. Las cifras de los heridos en los siniestros suelen quedar en segundo plano pero son muy trascendentes y truncan muchas vidas y familias. Según los últimos datos proporcionados a este diario por el Servei Català de Trànsit (SCT), entre el 1 de enero y el 17 de noviembre de 2023 cerca de un millar de personas resultaron heridas en siniestros en las comarcas leridanas. Esta cifra representa un aumento del 20 por ciento respecto al mismo periodo de 2022. Del total, había 109 heridos graves, un 17,2% más que hace un año. El porqué de este aumento de accidentes tiene muchas causas pero es evidente que las que más incidencia tienen son las distracciones al volante, acompañadas de exceso de velocidad y factores agravantes como el alcohol o las drogas. Habrá que volver a intensificar la sensibilización de la responsabilidad en la conducción y, dada la relajación evidente, las multas por las infracciones, sin olvidar la antigüedad del parque móvil y el estado de las carreteras y, por supuesto, aumentar el amparo para los colectivos vulnerables en las vías, como son los motoristas y los ciclistas.Huérfanos por el machismoUn total de 56 menores de edad quedaron huérfanos en el año 2023 en España a causa de la violencia machista, la mayor cifra desde que se tienen registros (2013), aunque el número sería mayor si se contaran también los hijos mayores de 18 años. Según datos de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, el año 2023 fue el que dejó más menores huérfanos por violencia machista en la última década, con un total de 56. Los hijos y las hijas de mujeres que sufren violencia son víctimas con problemas de socialización, aislamiento, inseguridad, integración, pesadillas, insomnio, fobias, ansiedad, alteraciones del desarrollo afectivo y la interiorización de roles de género erróneos, y en las estadísticas anuales son desgraciadamente sus madres las protagonistas, pero las secuelas que estos malos tratos provocan en su niñez, juventud y vida adulta son de incalculables consecuencias y hará bien el Estado en protegerlos al máximo, no solo legal sino también socialmente. No olvidemos que desde el 2003, cuando se empezaron a recopilar estos dramáticos datos, son ya 1.237 las mujeres asesinadas por sus maridos, parejas o exparejas, pero la cifra de niños que viven en un trauma constante por la violencia machista es incalculable