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Es habitual oír en la ficción de series y películas aquello de “¡protesto!” en mitad de un juicio. Nuestro sistema judicial es muy diferente, pero ayer casi, casi se vivieron escenas cinematográficas en el complejo caso de la doctora acusada por un paciente testigo de Jehová al que hizo una transfusión de sangre. Tanto la defensa de la médica como la de la acusación hicieron más de una pregunta a la que el contrario objetaba porque abordaba cuestiones éticas que argumentaban que no eran pertinentes. Al final el juez optó por dar un toque de atención a las dos partes y les hizo notar que si protestaban por cómo se estaba enfocando el caso y a la vez argumentaban de la misma manera mal iban los dos. Lo cierto es que es un caso extremadamente complejo.

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