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Aquellos errores pasados
Si todos nosotros hiciéramos actos de contrición por nuestros errores pasados, muchas veces no habríamos estado tan fielmente esclavizados por nuestras propias razones, ni encadenados por lo que dijimos de por vida. Y quizás volveríamos otra vez a aquellas etapas de nuestra existencia, donde quizás intentaríamos que no hubiera habido envidias, ni rencores, ni grandes ostentaciones que tuvimos, y también de estas vanidades que quisimos olvidar, pero lo cual siempre hemos intentado ocultar su razón a los otros. Pero el ser humano siempre se mira en el espejo, y se ven muchas veces reflejados los aplausos y felicitaciones que él mismo se da, y donde vive feliz en su frugal y mentirosa vida, que él, en su inocencia, tiene la obligación de endulzar por obligación en su propia obra existencial. El famoso escritor norteamericano Mark Twain (1835-1910) siempre comentaba irónicamente: Que todo hombre es como la luna: con una cara oscura que a nadie enseña.” Y así estamos.