APUNTE AJENO
La división de Podemos
Siempre en lucha, nunca en paz. Ese parece ser el destino de la izquierda europea en general y de la española en particular. La división es la filoxera de los partidos que se reclaman comunistas o socialistas. En nuestros días, el fermento de guerra civil que se aprecia tanto en el PSOE como en Podemos nos devuelve a los tiempos de la Transición cuando la mayor parte de las siglas partidistas de lo que fue bautizado como la sopa de letras correspondía a grupos de la izquierda y la extrema izquierda. El caso de Podemos es paradigmático. Para empezar, se trata de un movimiento y como tal, es el resultado de la suma de fracciones: Mareas, En Comú Podem, Compromís, etc. No es un partido, aunque la potente personalidad de Pablo Iglesias tiende a proyectar esa idea toda vez que actúa como si su mandato fuera vertical y abarcara a toda la organización. Ahora, en vísperas de su Asamblea Ciudadana (Vista Alegre II), han aflorado las diferencias de táctica y estrategia que subyacen en el discurso político del movimiento. Nacieron de la protesta social y puede que vayan a morir de éxito, de no encontrar el punto de equilibrio y moderación que les permita convertir su aventura en edificio. Recordarle a Iglesias que el Parlamento es el cauce establecido para la política parece ser el empeño de Íñigo Errejón. Haber pasado de cinco actas de eurodiputado en Estrasburgo a conseguir setenta escaños en el Congreso de los Diputados es como para perder el sentido de la realidad. En ese estado de levitación parece seguir instalado Iglesias pese al revés electoral sufrido en junio tras el ruinoso acuerdo suscrito con Izquierda Unida, que transmitió a los ciudadanos la idea de que estaban ante algo muy viejo: un partido neocomunista. Joan Baldoví, diputado de Compromís, opina que “para cambiar las cosas tiene que haber mucha más gente que los cinco millones. Tenemos que abrir el espacio para que más gente pueda confiar en nuestros proyectos”. Es el mejor diagnóstico sobre el dilema que tendrán que afrontar en la mencionada asamblea las fracciones de Podemos enfrentadas. Al añadir que le parecen más razonables las posiciones de Errejón que las de Iglesias, ha devuelto el debate a la casilla de salida. Veremos qué es lo que pasa en Vista Alegre.