APUNTE AJENO
La derecha del miedo
El tratamiento que se está haciendo en España del problema de la inmigración es tan rocambolesco como el que vemos sobre otras cuestiones importantes. Llegará alguna vez el día en que seamos capaces todos de aplicarnos de verdad en la solución de los grandes problemas, en lugar de este nyic-nyic con los argumentos ¿más estúpidos y huecos de contenido y de soluciones?
Dar miedo, exagerar sin freno y no aportar ninguna idea ni propuesta seria de solución es la estrategia de los dos partidos de la derecha, a pesar de la juventud de sus dos primeros dirigentes y la charla que se gastan en afirmaciones gratuitas.
Cualquier cosa, excepto proponer soluciones teñidas de un poco de realismo y de generosidad ante de la gente peor acompañadas de la suerte del mundo. Y no digamos del tratamiento del problema a nivel europeo y a nivel de este conjunto de Gobiernos de extrema derecha que se autoerigen como únicos depositarios de las credenciales de bienestar y de respeto a sus necesidades en igualdad con los países más bocazas e infradotados intelectualmente.
Pero es que la izquierda europea tampoco se encuentra en disposición de levantar con empuje y realismo la bandera del respeto a los derechos humanos en el terreno de la inmigración, una de las grandes consecuencias de la injustísima distribución de la riqueza mundial, vigente desde la gran explotación de los más débiles digamos que durante siglos, y sin duda durante los últimos decenios.
Yo veo claramente que también en eso hemos retrocedido y que nadie se esfuerza de verdad en encontrar soluciones rápidas y eficaces a los problemas que comporta la inmigración.
A la izquierda española es necesario enviarle alguna advertencia o toque de atención, ya que el cierto es que no se puede comparar con la derecha ni nacional ni extranjera, pero tampoco se exceden ni se pasan de ninguna raya en el esfuerzo por encontrar caminos de justicia distributiva y de equidad.
El nuevo Gobierno español tiene que esforzarse en encontrar la unidad de acción para una colaboración ante problemas tan graves como la inmigración. De sobra sé que escribir eso es fácil, pero es mucho más fácil despreciar al ser humano que no es como uno y ejercer una política de crueldad como la que prolifera.