APUNTE AJENO
El difícil discurso del Rey
De la Navidad tradicional quedan pocas cosas. Una es el mensaje de Nochebuena del jefe del Estado a los ciudadanos. Cada año, este mensaje se ha ido produciendo en circunstancias más y más difíciles. El de este lunes bate todos los récords: nunca la Monarquía ha estado tan zarandeada.
¿Qué dirá este año Felipe VI? Parece que ha medido al milímetro este parlamento. Porque, dicen quienes tratan de colarse por las rendijas de los silencios de La Zarzuela, él sabe que cada una de sus palabras van a ser analizadas críticamente.
Hay que admitir que, desde que ascendió al trono tras la abdicación de Juan Carlos I, Felipe VI vive sus momentos más complicados. No solamente porque los indepes catalanes se empeñen en la proclamación –pienso que imposible– de la República de Catalunya; también porque el principal aliado del actual Gobierno de Pedro Sánchez, es decir Podemos, se empeña en frecuentes proclamas republicanas y de menosprecio a la actual forma de Estado.
Felipe VI es extremadamente prudente. Sus más cercanos asesores lo son aún más. No herir ninguna sensibilidad es su bandera y su divisa principal, aunque sea renunciando a los titulares sorprendentes.
Los españoles raramente podemos escrutar el pulso de La Zarzuela. Tampoco, la verdad, el de La Moncloa. Esta semana tendremos ocasión de bucear en ambos palacios. Con el mensaje de Nochebuena y con la rueda de prensa abierta que, el viernes, dará Pedro Sánchez tras el último Consejo de Ministros de este 2018 que, menos mal, se nos marcha, dejando tras de sí una crisis política de aúpa. ¿Qué dirán? Insisto en que las palabras del jefe del Estado corresponden a alguien que reina, pero no gobierna: como todos los años, buscaremos por dónde entrar al comentario. Tarea no sencilla, más allá de los de antemano previsibles elogios y ataques.
Yo confío en que, al menos, lo que el jefe del Gobierno diga tenga más de concreto que sus recientes declaraciones dominicales al diario La Vanguardia tras el Consejo de Ministros en Barcelona y el encuentro apaciguador, creo, con Quim Torra. Necesitamos pistas para adentrarnos con algo de esperanza, algo, en 2019. Felipe de Borbón y Pedro Sánchez lo saben.