APUNTE AJENO
Un año de rebajas
Pasaron las fiestas, todo un pretexto para mantener una actividad de perfil bajo. Ya estamos en las rebajas de enero. Políticas, digo, aunque la verdad es que ni sé muy bien qué más hay que rebajar en los tiempos que corren. Bueno sí: Pedro Sánchez y Quim Torra, en su próximo encuentro, si es que se produce, tendrán que rebajar el tono, sobre todo el segundo, para llegar a un diálogo efectivo. Ciudadanos tendrá que hacer una drástica disminución de sus reparos a la alianza con un Vox al que más le valdría bajarse del tono altanero si de verdad en su fuero interno quiere llegar a algún tipo de acuerdo para que no se repitan elecciones en Andalucía, que menudo espectáculo que están dando unos, otros y los de más allá. Como todos los procesos poselectorales que nos aguardan este año sean como la batalla por tomar San Telmo.
Yo diría que Pedro Sánchez tendrá que (re)bajarse algún rato del Falcon, con perdón por el tópico, que no es más que otra broma de esas que tan poco gustan al presidente y a la vicepresidenta, que por poco más te llevan a la Fiscalía, como hemos comprobado con el tuit ese tan poco gracioso y que, además, es más viejo que la tarara, y ninguna de las personas a las que se les había aplicado antes se había enfadado tanto. Ahí, si el presidente y su entorno cercano me lo permiten, les aconsejaría que no rebajen –si posible fuera, porque tienen poco, muy poco– su grado de sentido del humor, sino que, más bien, lo aumenten.
Aquí, en fin, del rey abajo todos, convendría que entrásemos en una fase de rebajas de la altisonancia, de los sectarismos, de ese partidismo, que de tanto mirar a la corteza del árbol, nos impide ver el árbol de los ciudadanos y no digamos ya el bosque del interés de la nación. Es el caso que la gente de la calle quiere rebajas de productos de la misma calidad que antes, y ese es un símbolo en el que quizá deberían fijarse nuestros representantes. Que viene una temporada de aúpa, y no conviene, parafraseando, ahora que hemos citado de pasado al jefe del Estado, el discurso del rey por la Pascua Militar, arriar la bandera de los grandes principios. Aunque quizá sí haya que hacerlo, urgentemente, con otras banderías.