APUNTE AJENO
¿Cambiará España?
Llevamos mucho, demasiado, tiempo en el postureo de una campaña que no cesa, pero que ahora adquiere perfiles temporales muy concretos. Menos de cien días que cambiarán, esperemos, a España. Sí, pero ¿qué es lo que va a cambiar? Puede ser casi todo o casi nada. Si confiamos ciegamente en lo que dicen esos sondeos, que al menos cierto es que marcan una tendencia, tendríamos que resulta que el PSOE va a conseguir al menos treinta escaños más que en las elecciones de junio de 2016, que el PP puede que consiga, en el mejor de los casos para ellos, treinta menos, que Ciudadanos puede lograr otros treinta más, que Podemos pierde bastantes más de treinta y que la media de lo que las distintas encuestas conceden a Vox se halla en eso, en unos treinta. Pero, claro, falta la campaña en sí misma... Y los giros de alianzas que vayan a producirse, que yo apostaría que estarán protagonizados precisamente por el árbitro, Ciudadanos. Eso, si no se da una situación como la de 2016, en la que nadie pudo ser investido y hubo que repetir las elecciones, seis meses después de aquellas de diciembre de 2015 que iniciaron, porque no hubo mayoría suficiente para que nadie gobernase, el desastre político a la italiana en el que estamos sumergidos. Entonces, si se repite lo de 2016, volveremos a tener que ir a las urnas en septiembre u octubre. Fracaso total de nuestra clase política. Por eso me aventuro a pensar que solamente una coalición de centroizquierda o de centroderecha va a ser la salida. Porque lo cierto es que, hoy por hoy, Sánchez, junto con Rivera, es el único de los instalados que ve aumentar la intención de voto a su partido, sin que la espuma del oleaje de Vox le llegue a salpicar los tobillos. ¿Y Casado? Casado, que ha cometido, creo, bastantes errores últimamente, también puede, claro, ser presidente. Con Ciudadanos y con Vox, pero dudo mucho de que ambos acaben esta campaña como amigos. O sea, que mi apuesta se inclina más hacia la coalición de centro-izquierda, que parece, hoy por hoy, ser la preferida de los españoles, aunque las sacrosantas encuestas aún definan muy tenuemente este parámetro. Pero ya digo: quedan esos cien días que cambiarán, o no, a España.