Una vida digna

De nuevo se reabre el debate sobre la eutanasia. El PSOE ya intentó aprobarla en la legislatura fallida, pero la falta de apoyos y de consenso sobre un tema tan complejo dejó varada la propuesta de ley. Ahora el asunto se convierte en un arma de captación de votos. Lejos mi intención de juzgar a Ángel Hernández, víctima de una situación terrible en la que se ponen a prueba todos los condicionamientos morales. Solo él y su mujer, María José, saben el sufrimiento que han padecido, y que todavía sufre Ángel. Pero lo que más me ha impresionado es que esta mujer, que sufría la enfermedad desde 1.989, llevaba ¡diez años! esperando una plaza en una residencia donde hubiera podido ser mejor atendida y haber recibido unos cuidados paliativos adecuados. No hubo una plaza para ella. Y nadie, ninguna fuerza política hace autocrítica y se plantea ahora afrontar el problema básico: la carencia de cuidados paliativos para 180.000 españoles que sufren enfermedades graves. No hay suficientes Unidades de Cuidados Paliativos en los hospitales para tratar a estos enfermos. Y no parece preocupar. Como dice el profesor Francisco Alarcos, no hay en estos momentos ningún país que tenga legislado como tal un “derecho a la eutanasia” porque el Estado tiene el deber de proteger la vida como un valor ético y un bien jurídico. Lo que existe es una despenalización en determinados casos regulados y siempre que se haga por profesionales sanitarios. Una despenalización sin suficientes garantías “puede ocasionar abusos graves en contra del más débil, de aquel que tiene menos recursos o menos representación”. Lo dice el grupo Cristianos Socialistas, que añade que donde existen Unidades de Cuidados Paliativos, “las solicitudes de suicidios asistidos han disminuido”. “La vida es un don y, por ello, un valor indisponible, tanto la vida de los otros como la propia”. Hacen falta más Unidades de Cuidados Paliativos, comités de Bioética que ayuden a profesionales, enfermos y familiares y reconocimiento de la objeción de conciencia a los médicos. Una cosa son derechos y otra las responsabilidades penales. El primer derecho de una persona es a una vida digna. Legíslese primero sobre los cuidados paliativos y dótese de medios a los hospitales y luego hablamos de todo lo demás.