APUNTE AJENO
La ventaja de Sánchez
Quienes piensan que los constantes cambios de criterio de Pedro Sánchez al respecto de los asuntos políticos del país le van a pasar factura el próximo 28-A, creo que se equivocan. En Sánchez hay dos naturalezas: el político y el personaje. Dado sus continuos volantazos, al primero se le juzga –no sin razón– con rigor. Al segundo, no. El segundo, el personaje de aires “kennedianos” buscados, el Falcón y los viajes internacionales de agenda descaradamente propagandística, ese ya forma parte del imaginario de miles de ciudadanos que han decidido su voto sin leer el programa del PSOE. A la luz de los resultados que van destilando las encuestas, se ve que para los intereses de Sánchez fue un acierto de Iván Redondo, su asesor de cabecera, haber convertido la estancia en La Moncloa en un gran plató al servicio del culto a la imagen presidencial. Ese escaparate y el manejo desprejuiciado del BOE han contribuido a borrar la imagen del Pedro Sánchez perdedor, derrotado en las dos últimas elecciones y defenestrado por el sanedrín de los barones del PSOE ante la sospecha de que su ambición de poder le podía empujar a pactar con los separatistas catalanes. Un año al frente del Ejecutivo le ha permitido cambiar de imagen y no pocas veces de discurso revelándose como un político sin prejuicios que cuando estaba en la oposición apoyaba la aplicación del artículo 155, que permitió la intervención del govern de la Generalitat y ahora se niega a comprometerse a no indultar a los políticos que están siendo juzgados por las acciones que desembocaron en el intento de golpe de Estado de octubre de 2017 en Cataluña en el caso de que resultaran condenados. El personaje juega con ventaja sobre el político porque a este le juzgan sus adversarios con arreglo a un código cuyas normas resultan ajenas a la masa de seguidores del personaje. En los debates –al final ¡van ser dos y consecutivos!– sus adversarios tratarán de desenmascarar las contradicciones del político, pero sea cual sea el resultado de las confrontaciones, ni un hipotético pinchazo de Sánchez haría mella en la decisión ya tomada por los partidarios del personaje. En ese registro, Sánchez, que es quien se presenta a las elecciones y no el PSOE, ya tiene asegurada la victoria.