APUNTE AJENO
El dilema
Dilema. Esta es la palabra que últimamente se escucha con relativa frecuencia. Niega el Gobierno en funciones y con él el PSOE que el dilema sea gobierno de coalición o elecciones. La elección del término es acertada porque quienes lo esgrimen, al final siempre tienen razón.
De acuerdo con la Real Academia de la Lengua el término dilema tiene la siguiente definición: “Argumento formado de dos proposiciones contrarias disyuntivamente, que, negada o concedida cualquiera de las dos, queda demostrado lo que se intenta probar.”
Sostienen los socialistas que el dilema entre gobierno de coalición o elecciones no existe, no tiene por qué existir “porque hay otras posibilidades”. Negar, en principio, que hay otras posibilidades, no tiene sentido. Claro que las hay. El asunto de fondo es que se deseen o que estas sean posibles.
Vistos los acontecimientos, siempre condicionados por el espeso y poco respetuosos con los ciudadanos de quien hoy es presidente en funciones, esas otras posibilidades ni se desean, ni parecen posibles.
Si de verdad, el Ejecutivo en funciones deseara transitar otras opciones que no fuera un acuerdo preferente con Podemos, ya está tardando en ofrecer pública y oficialmente una propuesta de acuerdo a Ciudadanos. Propuesta que podría incluir gobierno de coalición, objetivos concretos, pactos predeterminados, inversiones finalistas. Podrían hacerlo los socialistas si quieren que los ciudadanos se crean que de verdad el dilema es falso. Como este camino no se quiere transitar, solo queda el dilema: o acuerdo con Podemos o elecciones. Queda, por supuesto, una hipotética traca final en la que Podemos opte por facilitar la investidura y luego que Sánchez se las apañe. O sea, un vía crucis seguro para el gobierno en solitario pero que en Moncloa no se descarta.
Pablo Iglesias vive también su particular dilema: facilitar o no la investidura.
Y así seguimos. Dando vueltas a una noria ya gastada, contemplando una estrategia de Sánchez que lo mismo le vale para intentar atraer a Podemos que para una campaña electoral y como todo son hipótesis, suposiciones, interpretaciones, nadie en su sano juicio se atreve a aventurar como se solucionará el dilema.