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Prohibido fumar

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La Xunta de Galicia, en aras de su lucha contra el coronavirus, restringe drásticamente el fumar en lugares públicos, incluyendo la calle y las terrazas. Una prohibición más, aunque esta seguramente necesaria: leo informes con pretensión científica que aseguran que es un paso positivo para prevenir contagios. Entonces, ¿por qué no se ha impuesto medida semejante en todo el territorio nacional? Seguimos siendo el ejército de Pancho Villa, descoordinados y caóticos. Este del tabaco es el último ejemplo de hasta qué punto España se está convirtiendo en un modelo de desorganización, un reino de taifas. Algo parecido al caos. Porque, aparte de esto del humo, hay muchas otras cosas en llamas. Pasen y vean. Tomemos, por ejemplo, lo de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias), organización hasta ahora modélica por la falta de sectarismo y la eficacia al servicio de los ayuntamientos, independientemente de su color. La pretensión del Gobierno de hacerse –simplificando mucho, claro: dicen que los devolverán en diez años– con los 14.000 millones de remanentes que, en virtud de una ley Orgánica de 2014, los municipios no pueden gastar, ha desencadenado una auténtica batalla interna, que amenaza con hacer zozobrar al Ejecutivo de coalición cuando esta cuestión llegue al Parlamento. Con lo fácil, digo yo, que hubiera sido pactar entre PSOE y PP la derogación de una ley aprobada en tiempos muy diferentes a los actuales y fomentar que los ayuntamientos gasten sus remanentes en programas eficaces en la lucha contra el virus que nos devasta... Pero no. Increíblemente, me atrevería a decir que el nuestro es casi el único país europeo en el que Gobierno y oposición no trabajan de consuno para enfrentarse a la situación más difícil que la nación vive desde la Guerra Civil. Y todo son problemas “políticos” que se sobreponen a la necesidad básica de reconstruir una España zozobrante y ponerla en pie de guerra contra los rebrotes, materia en la que ostentamos el muy lamentable liderazgo mundial, ahí queda eso: es el mayor ejemplo de esto que el que fue jefe del Estado durante cuatro décadas, con 82 años a sus espaldas y esta

pandemia contagiosa, anda por el mundo mundial en paradero desconocido...

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