BOIG PER TU
Adiós a La Veneno
Cristina Ortiz, alias La Veneno, pero nacida como José Antonio Ortiz Rodríguez (Adra, 1964) no se aplicó la legendaria frase de Nicky Romano en Llamad a cualquier puerta (Nicholas Ray, 1949) de “vive rápido, muere joven y tendrás un bonito cadáver”, pero casi. Rescatada de la prostitución callejera y reconvertida en estrella mediática por Pepe Navarro en su La sonrisa del pelicano en 1996, alternó momentos de gloria con otros mucho más sórdidos: presencia fija en platós televisivos, galas, discos, teatro, cine (porno y del otro) y un polémico libro de memorias Digo: ni puta ni santa donde supuestamente lo contaba todo, con entradas y salidas de la cárcel y múltiples problemas económicos y de salud. Ahora, a los 52 años acaba de morir en un Centro Sanitario de Madrid y como suele ocurrir en estos casos, envuelta en el más absoluto de los misterios. Oficialmente fue una caída mortal por mezcla de alcohol y pastillas, pero se habla de suicidio, violencia de género o ajuste de cuentas por hablar demasiado claro y alto en su autobiografía escrita por una periodista amiga.