Desde el fiasco del 2013 con aquel bodrio de anuncio con Raphael, Montserrat Caballé, David Bustamante y Marta Sánchez, la lotería de Navidad decidió cambiar el rumbo y ponerse en manos de la agencia Leo Burnett a la hora de promocionar el más popular de los sorteos de este país. Y la agencia, con presupuesto y ambición, se lanzó a conquistar a los hipotéticos jugadores a base de tocarles la fibra. Así, en el 2014 lloramos con Antonio en el bar, y en el 2015 con la animación protagonizada por Justino. Ahora, para este 2016, hay que volver a preparar los pañuelos para enjugarse, más o menos discretamente, las lágrimas que provoca el corto de Santiago Zannou, muy bien punteado por la música de Fernando Velázquez, que gira en torno de Carmina, una maestra jubilada en la asturiana Villaviciosa y con principio de Alzheimer a la que nadie quiere contradecir del error que le hace pensar que le ha tocado el Gordo de Navidad. Bebiendo en las fuentes de Good bye, Lenin! (Wolfang Becker, 2003), el corto emociona pero, además de compartirlo, la gracia está en que te toque el Gordo.