BOIG PER TU
El día de la hipocresía
Ya lo asevera la siempre clarividente sabiduría popular: “No hay nada como morirse para que hablen bien de ti”. Y ésta máxima se ha cumplido a rajatabla con motivo del fallecimiento de Rita Barberá (Valencia, 1948), hasta el punto que no me extrañaría lo más mínimo que, a partir de ahora, el 23 de noviembre quede instaurado para siempre jamás para conmemorar el Día de la hipocresía. Sí, amigos, sí. Viendo los diferentes informativos y escuchando las más variadas emisoras de radio, uno no podía por menos, yo ya no diré que sonrojarse, pero sí que de sorprenderse de ver como personajes que habían denostado en público a la longeva alcaldesa de Valencia hasta el punto, una vez producido el óbito, de presentarla como un ejemplo de gestión y de manifiesta honradez lastrada sólo por los defensores a machamartillo de la denominada pena del telediario, a la que tan aficionados somos por estos lares. Y lo más sorprendente es que estos obituaríticos elogios provienen mayoritariamente de sus excompañeros del Partido Popular, los mismos que la defenestraron en su día.