BOIG PER TU
Examen de conciencia
El triste caso de Nadia Nerea y sus padres, a los que se ve unos desaprensivos pájaros de cuenta, ha provocado una curiosa catarsis en los medios de comunicación, especialmente en los televisivos. Los mismos que antes se volcaron, de buena fe, movidos por el altruismo y también por la audiencia –una niña enferma y unos padres desesperados pidiendo ayuda quedan muy bien en pantalla y el espectador no cambia de canal–, ahora, escandalizados por lo sucedido y heridos en su orgullo y amor propio por haber sido engañados y también por no haberse detenido a comprobar si toda aquella historia era cierta o no, se han lanzado a degüello contra los padres desmenuzando una historia que, a medida que se van descubriendo nuevos datos en la investigación, deviene cada vez más sórdida y escandalosa hasta la revelación de ayer publicada en El País y que fue recogida con todo lujo de detalles por los demás medios: las dudas sobre si Fernando Blanco y Marga Garau son realmente los padres biológicos de Nadia. Realmente para que todos, absolutamente todos, nos lo hagamos mirar.