El fútbol no tiene remedio

Miércoles, 14 de diciembre. 12.03 del mediodía. Mundial de Clubes. Partido Kashima-Nacional. Por un momento tuvimos la sensación de estar asistiendo a un momento histórico en la historia del fútbol. Un instante de esos que suponen un antes y un después en el devenir de este deporte irreductible ante los cambios desde su fundación. El húngaro Viktor Kassai, uno de los más prestigiosos del colectivo arbitral, detiene el juego. Se va hacia la banda y, ¡oh, sorpresa!, consulta el Instant Replay, la tecnología de ultimísima generación que, a modo de ensayo general de cara al futuro, se está probando en la competición. Aunque él no apreciara nada, el equipo de ayudantes ha detectado un penalti en el área colombiana. Kassai va, mira y, efectivamente, señala la infracción que supondría el 1-0 y el inicio de la victoria de los japoneses, que se colocan en la final. Hasta aquí todo perfecto. Ya era hora que la FIFA se atreviese con la modernidad. Pero, ¡ah, amigo!, la tecnología no lo ve todo. Y el penalti vino precedido por un clamoroso fuera de juego. O sea, todo igual que antes. Al lío.