BOIG PER TU
El uno por uno de los Goya
La Gala. Larga. Por momentos brillante y por otros, sin ritmo.
La alfombra roja. Deslavazada. Tanta cámara y pantalla partida acabó cansado al espectador. Dani Rovira. Decreciente. Comenzó acelerado y acabó un tanto perdido. Sus gags estuvieron irregulares –muy bueno el de Agustín Almodóvar y desafortunado el de ponerse tacones para reivindicar el papel femenino en el cine–.
Premiados. Previsibles. Demasiado correctos y con agradecimientos largos. A excepción de la espontaneidad de Anna Castillo, actriz revelación, y la emoción reivindicativa de Sílvia Pérez Cruz, mejor canción.
Música. Alternativa. Bien lo de la orquesta en el escenario y prescindible la canción final de Manuela Vellés y Adrián Lastra.
Ana Belén. Sobreactuada. Tedioso y demasiado elaborado su parlamento al recibir el Goya de Honor.
Yvonne Blake. Breve. Todo un detalle pese a su deficiente castellano.
Invitados. Esforzados. Los guionistas no les dejaron lucirse en el escenario.