BOIG PER TU
¡Cómo saben los americanos!
Debo confesar que el futbol americano en general y la Super Bowl en particular, salvo la mera curiosidad por el evento, no me ponen nada. Mi amigo Iñaki, gran aficionado al balón ovalado, intenta adoctrinarme año tras año, con paciencia infinita, pero sigo sin ver la luz ni caerme del caballo. Pero, en cualquier caso, también cabe quitarse el sombrero ante el gigantesco, espectacular y millonario montaje televisivo, comenzando por las audiencias con 112 millones de espectadores y acabando por el precio de cada anuncio, más de cuatro millones de euros. Por cierto, que los principales, una empresa constructora, una inmobiliaria y una marca de cervezas, le dieron caña a Trump que, al menos, se llevaría una alegría con el triunfo de sus Patriots y de su amigo personal, el quarterback Tom Brady. Sin embargo, lo que más me llama siempre la atención es la facilidad con la que montan y desmontan el escenario para el show del descanso (esta vez actuó Lady Gaga) y que estén ya escogidas las sedes hasta el 2021, mientras aquí aún no se sabe dónde se jugará la final de Copa de este año.