BOIG PER TU
Aquí no consuma nadie
Siempre me había preguntado el porqué, con lo que nos gusta aquí montar polémicas por menos que nada, nadie procedente del sector más conservador protestase por el programa Casados a primera vista de Antena 3 por entender que se hacía befa y mofa de una institución tan sagrada como es la del matrimonio. Sin embargo, viendo detalladamente cada una de las entregas, cabe reconocer que no hay motivo de queja alguna. Cierto es que se tratan de bodas de pega, con los contrayentes sin conocerse de nada, allá en un resort de Punta Cana y que todo es de atrezzo. Una pamema, vaya. Pero es que en realidad la cosa no va más allá. Mucho postureo, un piquito aquí y allá, pero nada más. En Casados a primera vista no consuma nadie. Duermen en la misma cama, sí, pero no acuden a la llamada de la carne –salvo que en la posterior edición se escamotee el dato a la audiencia–. Ahora mismo, las parejas Jordi-Mónica (esta sabemos de buena tinta que no va acabar bien y permítanme el spoiler), Jesús-Jesuli, Ruth-Jaime i Juan (vaya elemento)-Samantha son incapaces de encamarse en serio.