BOIG PER TU
Lo que no puede ser...
El profesor Sebastià d’Arbó o incluso Iker Jiménez deberían tomar cartas en el asunto e investigar qué extraña y malévola maldición persigue, desde hace años, a la representación española en el festival de Eurovisión, más allá de que casi nunca acabe en la zona media alta de la tabla tras las votaciones de rigor.
Este año no parece que vaya a invertirse la desgracia con Manel Navarro (Sabadell, 1996), que da la sensación de haber pisado lo que nunca debe de pisarse desde que está en el candelero eurovisivo.
De entrada la polémica por su designación, poco clara, la verdad, y silenciada desde las esferas de poder; luego, que el tema Do it for your lover se canta en inglés para desespero de los españolistas de pro; en las apuestas figura entre los que acabarán en las últimas posiciones, tiene más detractores que apoyos y ahora la ha acabado de liar con los surferos –la escenografía recrea una playa con sus tablas y demás– que le han llamado de todo menos bonito desde la revista oficial del gremio Mar gruesa por dar una imagen del surf que no se corresponde con la realidad.