BOIG PER TU
Alfredo Duro, el andarín
Escribimos esto unas cuantas horas antes del inicio de la final de la Champions. O sea que no sabemos cómo ha amanecido Alfredo Duro. En la noche del viernes parecía al borde del colapso, físico y mental, después de haber completado –vamos a creérnoslo– con éxito su aventura de llegar andando desde Madrid hasta Cardiff –para cruzar el estrecho pilló el ferri, no lo hizo a nado– para cumplir la promesa que hizo en El Chiringuito de Mega si su Madrid llegaba a la final. Pedrerol y los suyos, dentro de este subidón en el que llevan instalados desde hace unos cuantos días, se han tomado muy en serio las andanzas de Duro, un periodista que se ha hecho famoso, y sobre todo viral, por sus constantes salidas de tono y polémicas de todo tipo y condición, desde su debut en el programa. Así hemos sabido que ha pasado calor, ha tenido llagas en los pies y que cuando ya no podía más hacía autoestop. El caso es que el viernes llegó al estadio sede de la final donde le esperaban en directo sus compañeros. Quiso llorar pero no supo o no pudo. No sé, excesivamente excesivo, todo.