Contigo al fin del mundo... o no

En la etapa veraniega existe una cierta tendencia a la relajación. Como si las altas temperaturas derritiesen la exigencia y, para las noches de estío ya está bien. Eso es lo que parece haber pasado con el Contigo al fin del mundo de Antena 3 estrenado, con un discreto índice de audiencia –que no nos extraña lo más mínimo– la semana pasada.

Este reality, convenientemente planificado, en el casting, guionado y editado, introducido por Julian Iantzi, que al final es lo más aprovechable del evento, viene a ser un híbrido de programas como Casados a primera vista, ¿Quién quiere casarse con mi hijo? (¿aquí también cabe hija?) o Adán y Eva, pasado por el tamiz del lujo y del glamour –que en ocasiones, al menos en el primer capítulo, parece de atrezzo–.

Españolitos desperdigados por el mundo que triunfan en lo profesional pero cojean en lo sentimental y hay que buscarles una pareja desde la península, con un tercero/tercera en discordia para dar ambiente. En el estreno, salvo el acoplamiento de Raúl y Núria en Miami, las aventuras en Dubai i Shangai naufragaron.