La despedida de Chicho

Esta semana, en el siempre recomendables Imprescindibles de La 2, el protagonista fue Narciso Ibáñez Serrador (Montevideo, 1935). Siempre he pensado que al hijo del gran actor asturiano Narciso Ibáñez Menta y de la actriz argentina Pepita Serrador nunca se le ha reconocido bastante lo que ha significado para el cine y la televisión de este país. Chicho es el responsable de dos iconos del cine español de terror y que ha influido, y de qué manera, en una generación de directores, como son La residencia (1969) y ¿Quién puede matar a un niño? (1976), de la que bebió hasta hartarse Stephen King para sus Chicos del maíz. En televisión hay que ponerle un altar por sus Historias para no dormir, que acongojó al personal con mucha imaginación y escaso presupuesto desde 1966, con El asfalto como joya de la corona, o nos entretuvo a todos con el Un, dos, tres, la madre de todos los concursos. Dicho esto, entristece oírle en el programa agradeciendo la oportunidad de poderse despedir de los espectadores asegurando que “todo lo que he hecho fue por ellos”.