BOIG PER TU
En qué estaría pensando
Es de suponer que sus asesores –porque debe de tenerlos, ¿no?– estarían de puente, porque de lo contrario no se explica cómo Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, se avino a participar en la martingala del Deluxe este último sábado. ¿Acaso no sabe que ir a ese programa no prestigia sino todo lo contrario, y que más que dar votos, los quita? Y más aún. ¿No cayó en el hecho de que en cuanto entras en la rueda de las autopsias de vísceras de los especialistas de Mediaset ya no puedes salirte de ella? Pues parece que no. Colau, sin venir a cuento y aceptando no conceder una entrevista política –que más le hubiese valido–, aceptó una íntima y personal, tras ser recibida en el pasillo VIP por Jorge Javier Vázquez y aguardar cerca de 40 minutos –la iban mostrando de cuando en cuando para comprobar que en un acceso de sentido común no había huido despavorida– para explicar que su familia estaba desestructurada, que de joven pillaba cogorzas, que tuvo un ramalazo bisexual y que descubrió el sexo en brazos de una novia italiana, llamada Elena, que la marcó mucho. Lo sentimos, Ada.