Màrquez, audiencia segura

El leridano Marc Màrquez (Cervera, 1993) se está convirtiendo en un fijo en El Hormiguero de Pablo Motos en Antena 3. Es comprensible. Sus éxitos deportivos le avalan como invitado y además es de esas personas que provocan empatías en el espectador. No es polémico. Tiene una imborrable sonrisa en la boca. Cae bien y soporta todo lo que le echen. Su enésima presencia en el plató –debe de estar ya a punto de alcanzar el estatus de invitado VIP, nirvana que se alcanza a partir de su décima aparición en el programa– no decepcionó. Volvió a soportar con entereza el compadreo de Motos –que se suelta mucho mejor si el invitado es un hombre y no una mujer–, le rio las gracias, salió con habilidad del cuestionario light de Trancas y Barrancas y hasta volvió a repetir el juego de las motos, esta vez yendo de espaldas, en un circuito habilitado al efecto compitiendo contra el presentador, que se mostró especialmente torpe en el ámbito. Decir, la verdad, no dijo mucho salvo que la euforia por su último título se acabará el 31 de diciembre. ¡Ah, y esta vez regaló una moto!