La última exclusiva

Con tanto, y merecido todo hay que decirlo, homenaje a José María Íñigo, ha pasado desapercibida, por aquello de que los árboles casi siempre impiden ver el bosque, una última exclusiva del maestro en una de sus últimas entrevistas que ahora, con motivo de su fallecimiento, se han reproducido. Íñigo contaba que cuando llegó a TVE, allá por los años sesenta, existía una costumbre –picaresca más bien diría yo– que se prolongó hasta entrados los setenta y que afectaba a todos los concursos o programas que tuvieran que decidirse por el voto de público. Si tienen, como yo, ya una edad, recordarán aquello, en boca del presentador de turno, de “el escrutinio ha sido verificado por el señor notario”. Y las cámaras buscaban a un señor, impecablemente vestido, con gafas y con pinta de probo (así con b) funcionario. Pero el señor no pertenecía a ningún colegio notarial. TVE se preocupaba de buscar a señores que se apellidasen Notario para ponerlos en el juego. Así podían hacer el pucherazo de rigor y, ley en la mano, no mentían. El escrutinio lo controlaba el señor Notario. Genial.