BOIG PER TU
Hipocresía al cubo
Lo reconozco. Asistir a la virulencia con la que políticos y medios de comunicación se están cebando con Pablo Iglesias y su compañera Irene Montero por haberse hipotecado (1.600 euros al mes durante 30 años) para comprarse una casa de 600.000 euros a 40 kilómetros de Madrid me produce urticaria. Otra cosa es que hubiesen recibido un trato de favor en su transacción pero de momento, y seguro que han investigado a fondo, no hay nada de nada. Da la sensación de que se trata más bien de envidia, esa que nos aflora a todos (a los de aquí y a los de allí) cuando vemos a alguien obtener lo que nosotros deseamos y no podemos conseguir. Ese deplorable cainismo, tan nuestro, que nos aparece para mostrarnos con nuestra peor cara. Eso es lo que me parece este tema. Ni más, ni menos. Cierto, Iglesias dijo lo que dijo y de todos es sabido que la hemeroteca (o videoteca o audioteca) es el enemigo natural del político, pero si aplicásemos el mismo rasero a todos aquellos a los que se les ha pillado en un renuncio no quedaría un solo político con cargo en mil kilómetros a la redonda.