Una serie de diez

He de confesarlo. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con el estreno de una serie de producción propia como con La catedral del mar, que el miércoles arrasó en el prime time dejando en mantillas al mismísimo y todopoderoso Supervivientes de Telecinco, rey del entretenimiento nocturno aunque sea por agotamiento del personal. El primer capítulo, al igual que los otros siete que restan por emitir, fue breve y por ello, dos veces bueno. Y Atresmedia tuvo el acierto de en la coincidencia horaria con Mediaset emitir solo un corte publicitario. Se nota talento y presupuesto en la adaptación de la novela, millonaria en ventas, de Ildefonso Falcones. Es verdad que han tenido dos años de tiempo para rodar la serie, pero se nota que ha valido la pena. Ambientación impecable y exteriores impresionantes –se nota la grandiosidad del casco antiguo de Cáceres, patrimonio de la humanidad, y del croma– para reflejar a la Barcelona del siglo XIV y una crudeza en imágenes poco habitual, desde la violación del Señor feudal hasta la muerte por flagelación de la inocente criada.