Al final, la cagaron bien

La cosa no pintaba bien y al final la acabaron cagando. Y no nos referimos a la selección española, que también, sino a Mediaset. Y eso que comenzó bien la cosa con el subidón que nos supuso enterarnos que las influencias (¿con Putin?, ¿con Pedro Sánchez?) hicieron posible que Manolo pudiese entrar su bombo en el España-Rusia. Pero ahí se acabó lo poco bueno de una tarde aciaga. España eliminada ante una selección de segunda fila y los comentarios estando a la altura. Más “nosotros” y “ellos” que nunca; más anunciar programas, series y películas que venían después –que con la que estaba cayendo tenía delito– y al acabar el partido, rizando el rizo, tres cortes publicitarios, tres, encadenados con las odiosas cortinillas de la bola abriéndose y los tres caballos, para pasar hasta cinco minutos para recuperar las imágenes de una España rota y desolada que, en el fondo, es lo que el personal quería ver. Luego, entre interminables tandas publicitarias, le dieron a todo lo que se movía, sobre todo a De Gea. Eso sí, la audiencia, estratosférica. El 81 por ciento y cerca de 15 millones.