BOIG PER TU
La mala memoria de Cristóbal
Cristóbal Soria (Sevilla, 1969) ha sido, a lo largo de sus once años como delegado, el más tramposo en su profesión que se recuerde. Sus artimañas han sido legendarias. Desde esconder balones cuando el equipo ganaba, a lanzarlos desde la grada cuando atacaba el rival y así detener el juego... Un verdadero muestrario de juego sucio y antideportivo del que, en vez de avergonzarse, presume y le llena de orgullo. El domingo en El Chiringuito se jactaba de que con él como delegado del Rayo, jamás hubiese perdido el partido ante el Barça ganando 2-1 y a cinco minutos del final. Y, como se vino arriba, comenzó a explicar algunas de sus bellaquerías de las que abusaba con completa impunidad. Y ahí apareció el Lleida. Mira por dónde. Se jactaba de que en un partido ante el Lleida en el Camp d’Esports (fue el 18 de febrero de 2001) en Segunda división y ganando 0-1 paró el juego cuantas veces quiso incluso haciendo entrar el utilero con una manta en el campo para perder tiempo. Lo de la manta no me suena pero se equivoca en que D’Alessandro era el entrenador leridano.