BOIG PER TU
Por un plato de lentejas
Cada cual es muy libre de hacer de su vida lo que quiera, pero da cierta grima ver como saludados televisivos (que no llegan al estatus de conocidos) son capaces de vender todas sus intimidades por un módico precio (cuantas más veces te pones en el escaparate, más baja el caché) sin el más mínimo rubor y/o escrúpulo. Uno de los más flagrantes casos de impúdica exhibición pública lo tenemos en Juan Francisco Kiko Matamoros (Madrid, 1956). Comenzó a la sombra de su hermano gemelo Coto –que alcanzó su cenit en Crónicas Marcianas y que, ahora, en un rasgo de cordura, vive apartado del mundanal ruido–, y tras enriquecerse vendiendo intimidades ajenas cayó en la cuenta de que como las suyas, ninguna. Tras retirarse de las malediciencias del día a día en Sálvame y en el Deluxe, dió un paso más y ahora va de invitado de honor contándolo todo sobre su pasado, presente y futuro poniendo en el paquete a su ex Makoke, que es su clon pero en versión femenina, y a su hijo, con el que se monta unas trifulcas tremebundas. Y así hasta que Mediaset quiera.