Clarividente Zidane

Poco a poco vamos entendiendo por qué Zidane, que aunque parezca lo contrario no tiene un pelo de tonto, se bajó de la nave del Real Madrid con tres Champions en la mano. Solo basta con ver la cuesta abajo de un equipo triunfador y su exhibición del miércoles ante el CSKA de Moscú. Pedrerol, en El Chiringuito, convocó de urgencia el gabinete de crisis blanco para llegar a la conclusión, si es que llegaron a alguna, que, entre los jugadores, ya no son lo que eran; los que pasan de todo y los que no llegan, y a banda de las erráticas tomas de decisión del director deportivo de facto, Florentino Pérez –eso lo añado yo porque del ser superior en el programa no dijeron esta boca es mía–, de que esta temporada, el Madrid volverá a jugárselo todo a un solo número, el de la Champions. Hubo quien citó a Mourinho, pero después del partido del United en Valencia es para pensárselo dos veces, y a los Borgia, pero estos no acudieron. Y en medio quedó Isco, al que le atizaron más que a una estera. Nadie le apoyó. Quizá lo más sensato lo dijo el Loco Gatti. Isco, con su juego, ralentiza al Madrid. Y así le va.