¿Pues qué se esperaban?

El estreno de la nueva serie de Telecinco, Secretos de Estado ha pasado con más pena que gloria y con unas audiencias mínimas, que permiten corroborar que en tema de ficción Atresmedia, salvo momentos puntuales, no tiene, al menos todavía, la mano rota. Y eso que el miércoles le coincidían los astros con el imparable declive de Matadero en Antena 3, de la que el personal aún no sabe si es carne o pescado y la insustancial Maestros de la costura en La 1 que con tantos cambios de ubicación no es capaz de acertar con el más sencillo de los pespuntes. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, los programadores de casa Basile han demostrado no saber muy bien de qué va la cosa, ahora mismo y en este país. Vamos a ver. Con la crisis de los presupuestos en el Congreso, el juicio contra el independentismo catalán en el Supremo; los múltiples casos de corrupción aún abiertos y a diario con nuevos efluvios de las cloacas de Villarejo, ¿cómo pueden pretender que una serie sobre los entresijos del poder enganche al personal? Si es mucho más atractiva la cruda y diaria realidad que la ficción.